Una comedia vasca entre tanto cine serio que llega de Euskadi. Los cineastas de este país se han decantado hacia el género dramático en su mayoría, probablemente porque la realidad que les tocó vivir, y desde donde crearon sus propuestas, no daba para muchas risas tras los duros años del Franquismo y la irrupción de la violencia de ETA. Desde finales de los años setenta, cuando se inicia el camino de esta cinematografía (con su prehistoria oculta) hasta el presente, se han sucedido dos generaciones (al menos) de cineastas, y muchos de los actuales indagan en las particularidades de los vascos desde el prisma de la comedia. Este film del año 2006 puede considerarse uno de los precursores del momento actual, donde también desde las televisiones regionales se apuesta al genero con series muy exitosas. Juan Martín es un joven de la ciudad de San Sebastian que quiere mejorar sus conocimientos sobre la lengua patria: el euskera. Y decide que la mejor manera de hacerlo es viajar al interior y convivir una temporada con la gente de allí, para poder aprender ademas sus costumbres y realidades. El enfrentamiento eterno ciudad/campo en una nueva versión. Es recibido por una familia con hijos que colaboran todos en bien de su «caserío», el espacio idóneo para entender mejor las realidades mas ancestrales. Pero las cosas no serán tan sencillas como el joven imaginaba y desde el primer momento entenderá las diferencia entre unos y otros. La película está estructurada sobre una serie de situaciones muy divertidas que desde el primer instante atrapan al espectador, quién con entrega absoluta sigue las peripecias de Juan Martín a la vez que va aprendiendo en carne propia esa otra cultura que pervive con mas fuerza en el interior. El contacto con la tierra, los animales, la comida, las fiestas y el inevitable enamoramiento que el protagonista sentirá por la hija de la familia, la natural Ixabel, que sin prejuicios observa al recién llegado como si de un extraterrestre se tratara. La pareja de directores noveles logra un debut casi redondo, donde el naturalismo de los intérpretes se impone sobre otras consideraciones actorales. Así como la recreación de un tiempo, finales de los años setenta, a pocos días de una nueva década. Que para el País Vasco traería nuevas realidades a la par de libertades conseguidas y violencias que en ese tiempo alcanzarían cotas muy altas. Al elegir el camino del humor y centrarse en el aspecto mas positivo de las personas, la realidad resulta menos espinosa de transitar. Basada en una novela de buen suceso escrita por Joxean Segastizabal, ha sido dirigida por Bernués (1961) y Gabilondo (1965), cineastas detrás de una exitosa serie emitida entre 2005 y 2010, » Mi querido Klikowsky» que narra la historia de un migrante argentino de ascendencia judía en tierras de Euskadi. Gabilondo en solitario ha dirigido una de las películas mas aclamadas del último cine vasco: «Las manos de mi madre» (Amaren Eskuak) y Bernués se encuentra, 12 años mas tarde, dirigiendo su segundo largometraje para el cine. Lo que demuestra las serias dificultades que aun persisten a la hora de seguir filmando. En todo caso y por una vez mas, la calidad parece anteponerse a la cantidad. El camino elegido por un cine joven que pelea por encontrar espectadores mas allá de su propia tierra.

«ENSÉÑAME EL CAMINO, ISABEL» / Kutsidazu Bidea, Ixabel / 2006 / País Vasco, España / Directores Fernando Bernués y Mireia Gabilondo / Intérpretes Mikel Losada, Ainere Tolosa, Mireia Gabilondo, Iñaki Trastorza / Hablada en euskera y castellano con subtítulos en castellano / Color / Duración 1h 40 minutos.