Cuando en 1982 Steven Spielberg (1946) estrenó su 6º largometraje contaba en su haber con tres super sucesos: «Tiburón» (1975), «Encuentros Cercanos» (1978) y «Los cazadores del Arca Perdida» (1981). Y esta obra lo convertiría en el mago de las taquillas en las siguientes décadas. Junto a George Lucas, ideólogos de parte del cine que llega hasta el presente. Un cine de puro entretenimiento pero realizado con enormes dosis de dinero y temáticas que han llegado a las emociones mas profundas de millones de espectadores de todo el planeta, de diferentes edades y hasta ideologías y creencias. Un fenómeno que invirtió en su realización un presupuesto de 10.500.000 dólares y ganancias hasta el presente cercanas a los 800.000.000 de dólares, convirtiéndola en una de las películas mas taquilleras y populares de la Historia. Asi, con mayúsculas y con los crudos datos a la vista. Al cumplirse los primeros 40 años de edad de semejante creación (y acontecimiento cuasi sociológico, o extra-cinematográfico) nos acercamos a un nuevo visionado en pantalla grande en la sala del Círculo de Médicos de Azul. Una época y un espacio que se prestan para otro encuentro con el alienígena mas pacífico de los que el cine tenga memoria: en un barrio residencial de clase media se produce el encuentro fortuito entre una criatura abandonada a las apuradas del espacio exterior (perseguidos sus compañeros por humanos no dulces) y tres hermanos cuyo padre se ha marchado a México con una amante, dejando a la joven madre con sus crías. En ese ambiente hogareño se dará la mayor parte de las situaciones de la ficción. Cuando los adultos irrumpan en la acción (rara vez hasta el tramo final se les ve el cuerpo entero, mas allá de la madre, también una «niña» mayor), ésta se desplazará a calles y bosques cercanos del paisaje. La acción de ocultar al Ser bajito, feo y encantador, da lugar a toda una reflexión sobre la infancia de un cierto sector social, porque es importante resaltar la elección del cineasta en referir siempre al mundo que mas conoce: el suyo propio, el resto parece resultarle a Spielberg tan extraño como la vida en otros planetas. La criatura imaginada por Carlo Rambaldi (1925-2012), maestro italiano del diseño que comenzó en films de terror patrio, famosos «giallos» de principio de los setenta, continuó con la factoría Andy Warhol y sus monstruos de 1973 y desembarcó en Hollywood en 1976 con su creación del «King Kong» que aterrorizaba a la bella y debutante Jessica Lange. Luego vendrían las creaciones de «Encuentros Cercanos», su primer Spielberg, la cabeza del «Alien» (1979) de Ridley Scott y su hijo mas prestigioso, este «E.T». que a diferencia de todos sus anteriores diseños era pura ternura y accesibilidad. Los niños Henry Thomas (1971) y Drew Barrymoore (1975) se convirtieron en intérpretes adultos (con mayor o menor suerte) y la madre Dee Wallace quedó para siempre señalada con esta creación en la memoria de aquella y todas las generaciones que disfrutaron y disfrutan de este film. El cine de entretenimiento siempre caminó al lado de su hermano menor, el artístico y sus caminos varias veces se cruzan a lo largo del tiempo. Una ocasión para debatir si aun esta obra sigue siendo uno de esos casos. En tiempos de turbulencia y decadencia como la actual, el cine aparece como terreno propicio para la evasión (y hasta refugio ante lo insoportable) y por momentos creer que la bondad es mayor que su opuesto. Larga vida a Spielberg, mago contemporáneo y maestro del cine. Guste o no.

«E.T. EL EXTRA-TERRESTRE / E.T. THE EXTRA-TERRESTRIAL /1982 / Dirección Steven Spielberg / sobre idea de Melissa Mathison / Intérpretes Dee Wallace, Henry Thomas, Drew Barrymoore, Robert MacNaughton, Peter Coyote / Música John Williams / Efectos especiales Carlo Rambaldi / Color / Duración 1h.55 minutos.