Una película absolutamente libanesa aunque para su financiamiento hayan colaborado Chipre, Francia, Bélgica y EE.UU. Las economías de algunos países de lengua árabe no permite su producción total como tampoco frena la capacidad de trabajo de los cineastas de este origen. Esta obra cuenta con la particularidad de ser el primer título del Líbano en competir por el Oscar a la Mejor Película Extranjera, trofeo que no obtuvo mas sirvió de pasaporte para su distribución global, alcanzado un buen suceso donde fuese vista. La temática tiene la vigencia de miles de años ya que el conflicto del que habla se originó en una antigüedad tan remota que cuesta aceptar haya impedido una solución definitiva que permita dar vuelta la página. En el Beirut actual las consecuencias de una Guerra Civil (una más…) acontecida entre 1975 y 1990 y cuyas heridas resultan imposibles de cicatrizar, un ciudadano libanés católico, se siente ofendido por la acción de otro, refugiado palestino en Líbano. Si bien ha sido él quien originó la situación que llevó a una respuesta de palabra, se niega a aceptar las disculpas que recibe. Y lleva todo a la Justicia dando rienda suelta a un sinfín de situaciones que pondrán en presente las terribles diferencias que los atraviesan. Una historia que, cambiando nombres y geografías y quizás menos años de Historia, atraviesa al planeta entero en la actualidad: bastaría modificar detalles y veríamos como ese insulto es extrapolable, por ejemplo, a nuestro propio país. La proliferación de los discursos de odio, arropados en un supuesto ejercicio de la libertad de expresión desatan los demonios mas grandes que se incuban en nuestro interior, una pasión insana que rompe relaciones, imposibilita reconciliaciones, cuyo olvido o mala interpretación del pasado desemboca en dramas de incalculable destino. De todo esto y mucho más trata esta explosiva obra que nos narra las vidas de Tony, Yasser, sus esposas, sus defensores legales, sus simpatizantes y detractores. La certeza de que el sufrimiento de uno es mayor que el de otro, la victimización y la negación como instrumentos del accionar de los pueblos, ha conducido a la muerte, el sufrimiento, la enfermedad a millones de humanos atravesados por la furia, la irracionalidad, la carencia de empatía y memoria. El cine reflexiona admirablemente sobre semejante realidad y nos la devuelve a nosotros, eventuales espectadores con la intención de que el raciocinio que nos diferencia de los animales prevalezca sobre el instinto de muerte y permitan otras calidades de vida. Sin negar una narración fluida, entretenida, apasionante, alejada del divertimento más vacuo. Un cine necesario, más allá de los resultados artísticos que cada obra debe aspirar, es el cuarto largometraje de un cineasta nacido en Beirut en 1963 y autor de cuatro largometrajes de enorme calidad que han abierto la puerta al conocimiento de una de las mayores cinematografías del mundo árabe, la segunda en producción histórica detrás de Egipto. El Insulto, o el espejo donde mirarnos.

«EL INSULTO» / L’INSULTE- 2017 / Líbano, Chipre, Bélgica, Francia, EE.UU. / Dirección Ziad Doueiri / Intérpretes Adel Kariem, Kamel El Basha, Camille Salameh, Diamand Abou Abboud, Rita Hayek, Christine Choueiri /Color / Versión original con subtítulos en castellano / Duración 1h. 48 minutos.