El enebro (juniper en inglés) brinda unos frutos que sirven para un cóctel de ginebra ideal. Así lo piensa Ruth, una fotógrafa de guerra jubilada que viaja desde Inglaterra hasta la lejana Nueva Zelanda para pasar una temporada junto a su único hijo Robert, viudo que vive en compañia del adolescente Sam. La relación entre los tres familiares es casi inexistente y la enfermera Sarah será testigo de lo que suceda en los siguientes días y semanas. La acción transcurre durante los años noventa, antes de la irrupción de celulares y redes sociales que transformaron la vida de todos. Un paisaje deslumbrante donde los descendientes de los pueblos originarios de las islas mantienen sus tradiciones mezcladas con la herencia colonial y de donde provienen los mejores amigos del conflictuado nieto de la colérica abuela, empedernida bebedora de gin y anhelante de tiempos pasados. Una película que recupera la mirada sobre un pequeño grupo familiar de tres generaciones alejados de todo convencionalismo y cuyas leyes irán imponiéndose a medida que la acción avanza. Del rechazo inicial al descubrimiento de los gustos comunes, la historia de los protagonistas luce original, divertida, emotiva, con el drama siempre escondido detrás de un humor inteligente y muchas veces de color negro. Un ping pong dialéctico brillante se establece entre la mujer que todo lo ha vivido y el joven que recién comienza su andadura hacia la madurez. La música acompaña la descripción de un paisaje fabuloso, sereno, de belleza atemporal. Las emociones atraviesan el relato y la sonrisa no está reñida con la lágrima, pero alejada de toda sensiblería barata. Una narración controlada por la mano firme de un cineasta joven, como dos de sus protagonistas, y una actriz ya legendaria: la británica Charlotte Rampling (1946), mujer de carrera iniciada en 1965 e imparable hasta la actualidad. Uno de los rostros más bellos del cine occidental que no ha temido envejecer ante los lentes de la cámara. Sin cirugías de ningún tipo, el cuerpo de Rampling y su extraordinario rostro ha tenido la enorme cualidad, minoritaria en estos tiempos, de la aceptación del paso de los años, lo cual le ha permitido adaptarse década tras décadas a los más variados personajes. Por este, recibió uno de los tantos premios acumulados a lo largo de su trayectoria. Desde su fugaz irrupción en los sesenta en «El knack…y cómo lograrlo» de Richard Lester, hasta sus trabajos italianos con Luchino Visconti, Patroni Griffi o Liliana Cavani, o los franceses con Ozon, Oshima, Lelouch, o los norteamericanos junto a Woody Allen, Paul Newman o Robert Redford, la filmografía Rampling es una de las más luminosas de sus contemporáneas. Y su interpretación de Ruth demuestra como el buen cine permanece en el rostro de las grandes figuras.

«JUNIPER» / idem- Nueva Zelanda / Dirección Matthew J.Saville / Intérpretes Charlotte Rampling, George Ferrier, Morton Csokas, Edith Poor / Color / Versión original con subtítulos en castellano/ Duración 1h.34 minutos.