Clase 4ª: LA MUJER DIVORCIADA

Durante 1979 se exhibió en Argentina y con mucho éxito esta película, que seguía la antigua tradición de la Comedia Americana pero con toques propios que la época ofrecía ( no en nuestro país, por supuesto): los avances en las reivindicaciones feministas entre ellos. La mujer  siempre ocupó lugar destacado en este género, así como los hombres lo hacían en otros: el bélico, el policíaco o el western, tres espacios copados por la masculinidad (y el machismo en general) mas rotunda. Allí, rara vez las féminas eran protagonistas de las historias. Pero en los años setenta las mujeres destacan como piezas absolutas de las tramas y es ocasión para que grandes actrices asomen sus talentos u otras consagradas los prolonguen.

Erica es una mujer que lleva cerca de 20 años casada. De buena situación económica, mejor status social, su vida responde al ideal con que ha sido formada desde su propia condición de clase: esposa, madre exitosa, habilidosa a la hora de encontrar candidato idóneo. Su marido sigue mostrando interés sexual por ella y la vida no puede aparecer mejor representada. Como millones de mujeres de sus características en Occidente. Se reúne con amigas, mantiene buenas relaciones con sus hijos y disfruta de las ofertas de todo tipo que una ciudad como New York ofrece. El mundo del arte y las subastas ocupan un espacio importante en su rutina diaria.

Hasta aquí, podríamos afirmar que se respetan los cánones clásicos de aquellas comedias que desde los años cuarenta ofrecían su mirada sobre la mujer. Pero «Una mujer descasada» pertenece a estos nuevos tiempos (los setenta) y las cosas son diferentes. Un día su esposo le confiesa que se ha enamorado de otra mujer y que la abandona para vivir con ella. Su mundo parece desmoronarse y a partir de ese momento se desarrolla otra historia que trata sobre su re-construcción como mujer a partir de los nuevos acontecimientos.

Es interesante ver desde nuestra actualidad de 2017 y con la perspectiva que cuarenta años han dejado, la representación de estas problemáticas en el cine del momento. Porque aquella década iluminó toda una nueva generación de talentos que, curiosamente, pocos traspasaron a la siguiente. El realizador de ésta, Paul Mazursky (1930-2014) fue uno de los nombres mas destacados de esa generación. Debutó en 1969 con un enorme suceso que hablaba de otro tema candente entonces en ciertos sectores de la burguesía media: el intercambio de parejas o lo que es llamado hoy el «ambiente swinger», donde una nueva mirada sobre la sexualidad se instaló en algunos (estrechos) sectores de la sociedad. El film «Bob y Carol y Ted y Alice» causó sensación entonces al encarar desde el cine comercial una problemática «atrevida» (tampoco era para tanto, al final cada uno se quedaba con su pareja y sin concretar nada) y abríó al realizador un período de éxitos que se alargó por dos décadas, tras lo cual su labor se frenó, y luego interrumpió muchos años antes de su muerte. Como también era actor, la etapa final se llenó de trabajos para el cine, el teatro y la televisión norteamericanas. Entre sus obras de aquel período de luz se encuentran hermosas películas como » Los Amantes de Venecia» (1973), «Harry y Tonto» (1974), «Barrio Bohemio» (1976), «Moscú en New York» (1984) o «Enemigos» (1991), donde analizaba con delicadeza y generalmente humor temas como el Arte y los Artistas, los viejos y el abandono, el Teatro de los años cincuenta, la Inmigración en EE.UU o las heridas de la Segunda Guerra Mundial pasado el tiempo. Todas estas son películas a rescatar y propongo verlas para descubrir la obra de un talento menor olvidado de la cinematografía americana.

El film cuenta con tres intérpretes de peso, uno de ellos absolutamente olvidado, Michael Murphy (1938),  actor secundario aun en activo con mas de 100 trabajos en su trayectoria. Los restantes corresponden a dos de los mayores talentos del Cine inglés y norteamericano de toda la Historia: Alan Bates ( 1934-2003) fue uno de los rostros mas talentosos y hermosos de los años 60, cuando en Inglaterra se gestó el movimiento de cine conocido como «Free Cinema», y el actor deslumbró en algunos de sus títulos claves ( «Imprevisto Pasional» (1960), «Mientras sopla el viento» (1961), «Algo que parezca amor» (1962) o «Georgina» (1966)). Estos sucesos le abrieron las puertas al exterior: destacó en dos títulos clásicos de los sesenta como «Zorba el Griego) (1964) y «Rey por Inconveniencia» (1966), en Grecia y Francia respectivamente. Trabajó hasta su muerte, cuando un cáncer lo derrumbó antes de cumplir los 70 años. Otros títulos mayores en su obra son » El Hombre de Kiev» (1968), «Mujeres Apasionadas» (1969), «El Mensajero del Amor» (1971), «El Grito» (1978), «La Rosa» (1979), «El Regreso del Soldado» (1982) o «Hamlet» (1990) y realizadores como John Schlessinger, Lindsay Anderson, Tony Richardson, Richard Lester, Joseph Losey, John Frankenheimer, Michael Cacoyannis, Philippe de Broca, Jerzy Skolimowski o Franco Zeffirelli tuvieron la suerte de encontrar su talento desmesurado. La protagonista absoluta de la función es la actriz Jill Clayburgh (1944-2010), quien como el británico murió antes de tiempo, igual que él, a causa del cáncer, fue uno de los nombres mas brillantes surgidos durante los años setenta donde su nombre destacó en films como » Gable y Lombard» (1975), «El Expreso de Chicago» (1976) y luego de consagrarse en este film, alcanzó un breve periodo de esplendor junto a Meryl Streep y Diane Keaton como el gran trío de su tiempo. Destacó en la «La Luna», la gran obra de Bernardo Bertolucci que enfrenta un tema tabú por excelencia: el Incesto, «Tres no hacen pareja» (1979), sobre triángulos amorosos, «Ahora me toca a mi» (1980), uno de los primeros films «feministas» dirigidos por una mujer, y «Hanna K» (1983), donde la dirige el realizador especialista en temas políticos Constantin Costa-Gavras y que al parecer provocó un frenazo en la carrera de la actriz al atreverse a rodar una historia sobre el conflicto árabe-israelí, que no gustó al «lobby» judío de Hollywood. La realidad es que a partir de este film, la carrera de la actriz dio un giro inesperada hacía el silencio, y hasta el final de su vida su nombre destacó muy secundariamente en títulos poco memorable. Fue ganadora del premio a la Mejor Actriz del Festival de Cannes por esta labor y nominada al Oscar. Jill Clayburgh es reconocida hoy como una de las grandes Damas de la Historia del Cine, una actriz deslumbrante y un talento desperdiciado por la censura o la miopía de un generación de cineastas que pudieron rescatarla. Su labor en esta película resulta altamente estimulante y brinda un placer especial a nosotros los espectadores de reencontarnos con una figura única.

Cito al critico español Francisco Moreno quien en 1979 escribió:»…es de suponer que el film no resiste un análisis feminista mínimamente riguroso…no es así.Es obligado rendirse, una vez mas, a la evidencia.Y la evidencia es esa endiablada maestría, esa indiscutible eficacia que los directores americanos poseen para la comedia. El director es fiel a la tradición y su película transpira habilidad y fluidez en cada fotograma…brinda un desesperado pero agudo retrato de personajes y ambientes, y cala magníficamente en su protagonista femenina, que crea una acertadisima representación de su personaje y de los problemas inherentes relativos a su especial condición sexual y social.»

«UNA MUJER DESCASADA» ( An Unmarried woman, 1978) / EE.UU / Director Paul Mazursky / Intérpretes Jill Clayburgh, Alan Bates, Michael Murphy / Color / En inglés con subtítulos en castellano / Duración 2 hs.

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